El cuerpo nos dota de un sentido de pertenencia, de inclusión y de migración. El cuerpo es algo que no elegimos y cuyo potencial comunicativo permite, mediante el proceso creativo cuestionar y cuestionarme ¿quién soy?
Uso el cuerpo porque puede vehicular el mensaje de mi propia experiencia y la de todos los cuerpos que desean “ser vistos” como individuales, reconocerse y ser reconocidos más allá de la colectividad a la que pertenecen. Es pues, mediante el lenguaje de la danza, que encuentro la estrategia de dar forma a la necesidad de compartir, comprender y cuestionar al individuo y el mundo que habita.